Reseña | "One Day This Kid (یک روز این سر)" de Alexander Farah
ONE DAY THIS KID
یک روز این سر
SINOPSIS
Como lo relata el cineasta Alexander Farah a través de una hábil composición de pequeños pero cruciales momentos, un hombre canadiense de origen afgano de primera generación da pasos hacia el establecimiento de una identidad propia mientras siempre está consciente de la sombra de su padre. Navega por el crecimiento personal y la identidad cultural mientras lidia con la influencia de su padre a través de momentos sutiles pero definitorios en su vida.
RESEÑA
En el corazón de One Day This Kid, un cortometraje inspirado en la obra de David Wojnarowicz "Untitled (One Day This Kid...)", yace una exploración poética y profundamente introspectiva de la identidad queer a través de la lente de un joven de ascendencia afgana e iraní. Este relato visual, tejido con momentos sutiles pero cargados de significado, sigue a Hamed, un niño que crece en un entorno migrante en Canadá, navegando las complejidades de la tradición, la familia y el despertar de su propia sexualidad. No es solo una historia sobre descubrir quién es; es un espejo roto que refleja las tensiones entre el amor familiar y el rechazo cultural, entre la herencia y la liberación personal, invitándonos a inferir las vastas implicaciones de forjar una identidad en un mundo que a menudo impone sus propias cadenas. Con un ritmo que salta a través del tiempo, el cortometraje captura instantáneas de la vida de Hamed —desde la infancia hasta la adultez joven— con una honestidad cruda y una sensibilidad que roza lo poético, dejando que las imágenes hablen donde las palabras deciden guardar silencio.
El relato comienza en los días despreocupados de la niñez, donde Hamed comparte momentos de juego y ternura con su familia en escenarios cotidianos, como el interior de un auto o la sala de su hogar. Estos instantes, impregnados de la calidez de la infancia, están marcados por pequeños rituales que transmiten las expectativas de una masculinidad tradicional, arraigada en la cultura afgana e iraní de sus padres. Sin embargo, la inocencia se quiebra cuando las expresiones espontáneas de Hamed chocan con las normas rígidas de su entorno. Una escena temprana, donde la alegría infantil se encuentra con la desaprobación paterna, plantea la primera grieta: el conflicto entre la libertad de ser y las estructuras culturales que buscan contener. Aquí, el cortometraje introduce su tema central: cómo la identidad queer emerge en un contexto donde la religión —evidente en prácticas como las abluciones y el Salat— y las tradiciones familiares dibujan fronteras invisibles. La narrativa no juzga; en cambio, invita a reflexionar sobre lo que significa crecer bajo la mirada vigilante de una comunidad que valora la conformidad por encima de la autenticidad.
A medida que Hamed transita hacia la adolescencia, el cortometraje adopta un ritmo fragmentado, saltando entre momentos que capturan su despertar sexual con una delicadeza que evita el sensacionalismo. Escenas en espacios públicos, como piscinas o encuentros culturales, retratan su curiosidad hacia los cuerpos masculinos no como algo lascivo, sino como un descubrimiento tierno, casi sagrado. Estos instantes, cargados de miradas furtivas y silencios elocuentes, infieren el peso de la represión: en una cultura donde la homosexualidad es tabú, la curiosidad se convierte en un acto de valentía y, a la vez, de aislamiento. Las interacciones con amigos, marcadas por una camaradería física que bordea la intimidad, revelan la lucha interna de Hamed por reconciliar sus deseos con las expectativas de su entorno. Una imagen recurrente —Hamed solo, inmerso en sus pensamientos— subraya el alcance de su viaje: el precio de ser uno mismo en una diáspora que amplifica las tensiones entre lo individual y lo colectivo, entre el amor propio y el temor al rechazo.
En su adultez joven, el cortometraje alcanza una intensidad emocional que resuena con la universalidad del dolor y la esperanza. Hamed, ahora libre en su identidad queer, abraza el amor y la conexión en un mundo que le permite ser, pero no sin costos. Las interacciones con su familia, fragmentadas por la distancia física y emocional, se presentan a través de gestos pequeños pero devastadores: mensajes ignorados, palabras no dichas, y la sombra persistente de un padre cuya presencia es tanto un ancla como una herida. El cortometraje no ofrece respuestas fáciles; en cambio, deja que los silencios hablen, invitando al espectador a inferir el peso de las elecciones de Hamed. ¿Es posible reconciliar el amor filial con la autenticidad personal? ¿Puede el perdón sanar las grietas de una relación fracturada por el rechazo implícito? Estas preguntas, nunca explícitamente respondidas, son el alma del relato, amplificando su alcance como una meditación sobre la interseccionalidad de ser queer, migrante y humano en un mundo que rara vez ofrece soluciones fáciles.
Visualmente, One Day This Kid es un poema en movimiento. Los diálogos, una mezcla de dari, farsi y momentos en inglés, ceden protagonismo a las imágenes: las miradas de Hamed, los gestos de sus seres queridos, los paisajes que enmarcan su soledad o su libertad. Cada cuadro está impregnado de una autenticidad que refleja la experiencia migrante, desde los rituales religiosos hasta los detalles cotidianos como compartir un smoothie o cargar gasolina, que funcionan como hilos que conectan el pasado con el presente. El score, especialmente en su clímax, envuelve la narrativa en una atmósfera etérea, transformando el dolor en catarsis y la introspección en un canto universal. La elección de no adherirse a una estructura lineal, optando por instantáneas vitales, permite que el cortometraje respire, dejando al espectador el trabajo de conectar los fragmentos, de inferir lo no dicho. Esta sutileza es su mayor fortaleza: no explica, sino que evoca, confiando en la inteligencia emocional del público para completar el retrato.
Las implicaciones de One Day This Kid trascienden la historia personal de Hamed. A través de su viaje, el cortometraje aborda cuestiones universales: el costo emocional de la migración, donde las identidades se negocian entre mundos; el impacto de la homofobia internalizada en familias que aman, pero no siempre comprenden; y la resiliencia del amor propio como acto de resistencia. Cada escena, desde los juegos infantiles hasta los abrazos apasionados de la adultez, infiere cómo las pequeñas decisiones acumuladas forjan un camino hacia la autenticidad, incluso cuando ese camino está pavimentado con soledad. La narrativa no busca cerrar heridas, sino exponerlas, invitando a reflexionar sobre el poder transformador del perdón, la complejidad del amor familiar y la posibilidad de encontrar luz propia bajo las sombras de la tradición.
Honestamente, One Day This Kid no es una obra sin fisuras. Su ritmo acelerado y su estructura fragmentada pueden requerir del espectador un esfuerzo adicional para llenar los vacíos, especialmente si no está familiarizado con el contexto cultural afgano-iraní. Sin embargo, esta ambigüedad es también su magia: al dejar tanto sin decir, el cortometraje se convierte en un lienzo para las experiencias de quienes lo ven, un espacio donde las luchas queer, migrantes y humanas encuentran eco. Es un lamento susurrado y, a la vez, un himno de esperanza, que captura la belleza de ser en un mundo que a menudo exige conformidad. En su brevedad, logra una profundidad que resuena mucho después de que la pantalla se oscurece, recordándonos que, un día, este niño —y todos los que como él han sido silenciados— puede reclamar su voz, su amor y su lugar en el mundo.
REPARTO
Elyas Rahimi
Mahan Mohammadinasab
Massey Ahmar
Aydin Malekooti
Mostafa Shaker
Tahera Rahimi
Ashaan Singh Dhilon
Roohafza Hazarat
Panthea Vatandoost
Massoud Hashmi
Shadi Janho
Navid Charkhi
Yuvraj Kalsi
Justin Cardas
Ben Drysdale
Areen Yadav
Vikram Yadav
Amar Chebib
Aya Chebib
EQUIPO
Writer, Director - Alexander Farah
Producer - Joaquin Cardoner
Director of Photography - Farhad Ghaderi
Executive Producers - Martin Glegg, Shelby Manton, Sebastien Galina, Kristoff Duxbury, Geoff Manton, Farhad Ghaderi, Mojean Aria, Sara Seyed, Sepanta Mohseni, Caterina Colombo, Timm Reinfarth, Alexander Farah
Production Designer - Adriana Marchand
Costume Designer - Matea Pasarić
Sound Recordist - Alonso Lozano
Sound Designer - Mark Dolmont
Composer - Cyrus Reynolds
Editor - Alexander Farah
Production Co. - Wallop Film
Co-Producers - Tempomedia
Associate Producers - Michael Kuna, Luis Guerra
Production Co. - Wallop Film
Production Co. - BOLDLY
Co-Producers - Nimruz Official
Co-Producers - Section 80
Distribution - Ouat Media
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