Reseña | "How to Shoot a Ghost" de Charlie Kaufman


HOW TO SHOOT A GHOST



SINOPSIS

Dos jóvenes recién fallecidos se encuentran en las calles de Atenas, entre el palpitante paisaje urbano y los fantasmas de la historia. Uno era traductor, la otra fotógrafa; en vida fueron ajenos al mundo; en la muerte lidian con el residuo de sus anhelos y errores. Deambulan juntos por la ciudad, hallando consuelo en la difícil belleza de la existencia y de lo que viene después.


RESEÑA

How to Shoot a Ghost es un cortometraje que no se deja ver a la ligera, al "ahí se va", como diríamos en México; exige que uno se detenga, que se deje impregnar por su luz áspera, esa luz de Atenas que parece tallada en sal y en olvido, donde los monumentos erguidos ante la peste de hace dos mil años, las cicatrices invisibles de la dictadura o los suicidios sin lápida de la gran crisis yacen siempre a la vista, recordándonos que el presente es solo un préstamo frágil del pasado y que nosotros, los vivos de hoy, seremos los fantasmas de mañana.

Charlie Kaufman, que ha pasado años construyendo laberintos donde la identidad se deshace en espejos, aquí opta por una desnudez casi pura: dirige la poesía de Eva H.D. con la humildad de quien sabe que la muerte no necesita efectos especiales para ser aterradora o consoladora. Dos almas recién fallecidas: una fotógrafa de nombre Anthi que intentaba retener el mundo capturando rostros ajenos (Jessie Buckley, con el pelo azul gastado y una mirada penetrante), y un traductor de nombre Rateb que batallaba con Tucídides como quien batalla con su propia disolución (Josef Akiki, con una dulzura enorme) ocupan un espacio liminal donde el tiempo se ha detenido sin llegar a parar del todo. Caminan por calles que los ignoran, se sientan en bancos que los vivos evitan, se miran sin tocarse, y en esa mirada mutua descubren lo único que el filme está dispuesto a conceder como permanencia antes del olvido: haber sido vistos, de verdad, por alguien que también se está desvaneciendo.

El filme explora la mortalidad no como fin sino como interacción constante con dos impulsos gemelos y opuestos: el anhelo de pertenencia, de dejar una huella, un rastro que nos sobreviva... esa urgencia humana por acumular experiencias que, probablemente, nadie revisará, y el deseo opuesto de liberación, de soltar, de decir adiós sin aferrarse. Anthi y Rateb, ajenos en vida por cultura, sexualidad y temperamento, cargaban relaciones difíciles que la muerte no resuelve sino que disipa: lo que parecía crucial (sus identidades, rencores y logros) se evapora, revelando que nada necesitaba arreglarse porque nada puede arreglarse en realidad. Lo que ocurrió fue su vida; esto es lo que les pasó. Basta con que haya ocurrido... y ya.

La cámara de Michał Dymek flota con indecisión, desenfoca bordes, curva el mundo como si dudara de su derecho a registrar lo irreparable, mientras el montaje entreteje fotografías callejeras capturadas al momento, video de archivo y videos caseros antiguos para subrayar cómo el "ahora" se convierte inexorablemente en "entonces", cómo las políticas y los anhelos de los muertos siguen viviendo dentro de nosotros. Atenas, con su mezcla simultánea y desordenada de historia antigua y heridas recientes sin monumento, es el lugar perfecto para este enredo: una ciudad que mata un poco a sus habitantes antes de que mueran y que, después, los acoge como fantasmas sin queja alguna.

Lo radical de esta obra es su propuesta de presencia sin acumulación: estar, mirar, experimentar sin la necesidad de acaparar momentos en miles de fotografías que no nos llevaremos. Desde "el más allá", la mirada de estos fantasmas es más indulgente y más austera; con una tristeza desgarradora llegan a una comprensión que trae libertad, abrazando por fin la aventura que vendrá, el misterio hacia el que todos nos dirigimos. Cuando suena la versión fraternal de "Perfect Day" por Rufus y Martha Wainwright, no hay catarsis sino suspensión; quiero decir, para ponerlo en otras palabras, una absolución de lo que ni siquiera sabíamos que llevábamos cargando.



How to Shoot a Ghost ni consuela ni explica la muerte; nos hace compañía mientras la contemplamos, recordándonos que lo único que perdura no es la huella que dejamos sino la capacidad de haber mirado al otro sin llegar a tener contacto con él. En nuestros tiempos, la permanencia es un requisito, es casi un castigo autoimpuesto, y esta contradicción dogmática: que tal vez sea suficiente con haber sido, sin más ni más, es no sólo poética sino profundamente liberadora.

No es un cortometraje para todos los públicos. A ratos la poesía (que a mí me enloquece, me encanta, la adoro...) puede volverse demasiado declarativa, y la acumulación de imágenes bellas corre el riesgo de volverse postal turística si uno no, como espectador con ganas de mucha sustancia, está dispuesto a entregarse. Pero cuando funciona, y funciona, produce una emoción muy rara: la de aceptar que vamos a desaparecer y que, aun así, algo minúsculo y cálido queda flotando en el aire que otros respirarán después.

How to Shoot a Ghost ofrece la experiencia, breve y precisa, de caminar un rato junto a dos almas que ya no pueden cambiar nada y que, precisamente por eso, lo ven todo con una claridad que los vivos rara vez alcanzamos. Me hizo derramar muchas, muchas lágrimas. Es cercano a lo que yo llamaría: perfección en lenguaje cinematográfico.


REPARTO

Jessie Buckley, Josef Akiki, Eva H.D.


EQUIPO

Directed by Charlie Kaufman

Written by Eva H.D.

Produced by Soft Focus Films (Isabelle Deluce), Monarch Kaleidoscope (Emily McCann Lesser)

Executive Producers - Unmade (Halsey, Anthony Li, Avan Jogia), Simos Manganis, Afroditi Panagiotakou, Nathan Mardis, Matt Hartley, Foivos Dousos, Fil Ieropoulos, Elli Papadiamanti, Kyle Mann, Jason Chase Tyrrell, Franklyn P. Laviola, Nicholas Laviola, John Henry Hinkel, Andrew Ostapchenko

Co-Executive Producers - Jared Ian Goldman, Zola Elgart Glassman

Co-Producers - Simos Manganis, Daniel Lugo

Production Companies: Green Olive Films, Kanopy in association with Nightjar Films, Liaison Pictures with the support of Onassis Stegi with the participation of Athens Film Office, Municipality of Athens

Director of Photography - Michał Dymek

Editors - Robert Frazen, Jon Daniel

Music Composed by Ella van der Woude

Costume Designer - Chloe Karmin

Production Designer - Kim Jennings

Casting - Kleopatra Ampatzoglou

Line Producer - George Nounessis

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