Reseña | "Snipped" de Alexander Saul

SNIPPED




SINOPSIS

Un converso judío. Un médico musulmán. Un sólo corte santo... y un montón de tensión.


RESEÑA

Snipped, el nuevo trabajo del danés Alexander Saul (basado en su propia experiencia real de conversión al judaísmo), es uno de esos raros artefactos cinematográficos que logra ser, al mismo tiempo, una broma sobre penes, una meditación sobre la paranoia identitaria y un acto de resistencia pacífica en tiempos de polarización.

El planteamiento es tan absurdo como inevitable en la Dinamarca de hoy en día: un joven adulto (Louis Bodnia Andersen, perfecto en su mezcla de candidez y pánico reprimido) decide convertirse al judaísmo y necesita una circuncisión ritual. El único sitio disponible en todo Copenhague es una clínica urológica musulmana regentada por el doctor Hassan. Lo que sigue son 13 minutos de tensión creciente que se resuelve, no mediante la reconciliación grandilocuente de rigor, sino mediante la risa compartida ante la vulnerabilidad más ridícula y universal del ser humano: la exposición literal y metafórica de los genitales.

Saul entiende algo que muy pocos directores se atreven a practicar hoy: el humor no es entretenimiento sin valor alguno, sino la cura más potente contra el miedo al otro. Desde el primer plano (Adam encendiendo la menorá mientras en la calle resuena "Palestine is Arab!") el filme nos coloca en la piel de una paranoia que todos reconocemos.



Esa primera secuencia establece la tesis sin palabras: tal paranoia no es un sentimiento irracional, es una respuesta razonable a un mundo que, de pronto, parece haberse vuelto hostil. Lo que sigue es la prueba de que esa misma paranoia puede ser desactivada, no por discursos de hermandad universal, sino por la experiencia carnal, ridícula y profundamente igualadora de tener un médico musulmán cortándote el prepucio mientras juegas Fruit Ninja en segundo plano.

Y ahí está la genialidad: Snipped nunca trivializa el conflicto, pero se niega a concederle la victoria narrativa. El miedo existe (el protagonista lo siente), pero se disuelve no porque desaparezca mágicamente, sino porque la realidad humana es más grande que la ideología. El doctor Hassan simplemente es un profesional ligeramente sarcástico que hace su trabajo; la enfermera palestino-danesa conversa tranquilamente con el paciente mientras le lava el pene y le cuenta que sus padres fueron refugiados. Nadie pide perdón, nadie da discursos. Sólo hay cuerpos, bromas y una comprensión tácita de que, al final del día, todos estamos literalmente desnudos delante del otro.

El gran riesgo del filme era que el médico musulmán se convirtiera en caricatura: el "buen árabe" que tranquiliza a la audiencia progresista o, peor aún, el "malvado islamista" que justifica los peores miedos. Saul sortea ambos abismos creando un personaje que es, simplemente, un médico con humor. Cuando bromea con que la anestesia "cuesta extra" o cuando dice "Bismillah" antes del corte, no está siendo políticamente correcto ni incorrecto; está siendo humano. Y esa humanidad es la que cuenta.



Hay un momento sublime en el que el doctor le ofrece al padre un descuento si también él se hace "una revisión". El padre responde que "ya está cubierto" (eufemismo danés para "ya estoy circuncidado"). La risa que estalla entre ambos es una risa de hombres que comparten algo más antiguo que el conflicto palestino-israelí: la experiencia compartida de haber tenido un rabino o un imán manejando un cuchillo cerca de sus genitales cuando eran bebés.

Por otro lado, en el caso de Adam, la circuncisión adulta es, en sí misma, uno de los actos más violentos que un hombre puede elegir someterse voluntariamente sin que medie guerra ni castigo. Es un rito de paso que la mayoría de las culturas realiza cuando el sujeto todavía no tiene voz ni voto, precisamente porque nadie en su sano juicio lo escogería siendo adulto. Adam lo escoge porque quiere pertenecer. Y lo escoge en el peor momento posible: cuando ser judío visible se ha convertido, incluso en Escandinavia, en un acto de cierta temeridad.

El cuerpo de Adam se convierte así en el mapa donde se libran todas las guerras que el filme se niega a nombrar directamente. El prepucio es, literalmente, el trozo de piel que sobra cuando uno decide entrar en la alianza abrahámica (judía o musulmana). En ese pedacito de carne está inscrita la diferencia teológica más antigua y más visceral entre las dos religiones que comparten el mismo patriarca. Saul lo entiende y lo explota sin piedad: el humor más salvaje del cortometraje nace de la conciencia absoluta de que están cortando la diferencia misma.

Y ya que hablamos de "cortar", un gran acierto técnico es el uso del sonido y el montaje durante la operación. La combinación del swish-swish-swish de Fruit Ninja con los cortes reales (que nunca vemos, pero imaginamos perfectamente) genera una de las secuencias más incómodas y hilarantes que he visto en meses. Es un gag físico puro, pero también una metáfora brutalmente honesta: mientras el mundo se despedaza por diferencias irreconciliables, aquí hay un judío converso y un médico musulmán colaborando para que un pene funcione correctamente según los estándares de ambas religiones.

Snipped no pretende resolver el conflicto palestino-israelí. Sólo demuestra, con una honestidad brutal, que dos personas de bandos supuestamente irreconciliables pueden, durante unos cuantos minutos, preocuparse más por la correcta erección futura de un pene que por quién tiene razón en un conflicto de siglos. En un mundo donde la identidad se ha convertido en armadura, el cortometraje nos recuerda que a veces la única forma de desarmarse es, literalmente, bajarse los pantalones.

En tiempos donde el cine "político" suele ser panfletario o cobarde, Alexander Saul y Rebecca Pruzan han hecho algo mucho más subversivo: una comedia que trata a judíos y musulmanes como personas completas, con sus prejuicios, sus bromas crueles y su capacidad de reírse juntos de lo absurdo que es tener un prepucio de sobra en pleno siglo XXI. Cuando la enfermera le entrega el trofeo envuelto "para llevar" con una sonrisa pícara, uno entiende que la reconciliación puede no llegar con discursos en la ONU, sino en una sala de urología de Copenhague, entre risas nerviosas y un "Shalom" que responde a un "Salaam".

El cortometraje podría haber terminado con la salida de la clínica, pero Saul añade una rematada perfecta: el taxi de vuelta. El conductor pregunta si son judíos. Padre y hijo responden al unísono y en direcciones opuestas. El conductor suelta un "Subhanallah, mashallah" y los tres hombres estallan en risas.



En 2025, hacer una comedia donde un judío converso y un médico musulmán colaboran para cortar un prepucio mientras se ríen de sus propios prejuicios no es solo valiente; es un acto de desobediencia civil contra el espíritu de la época. La mayoría del cine actual opta por la seriedad indignada o por la ironía cínica. Snipped elige la tercera vía: la risa franca, la que nace del reconocimiento mutuo.

Alexander Saul y Rebecca Pruzan no pretenden que su corto vaya a cambiar el mundo. Sólo muestran que, en un pequeño consultorio urológico de Copenhague, musulmanes y judíos pueden todavía mirarse a los ojos (y a los genitales) y decidir que la humanidad compartida es más fuerte que la historia compartida de odio.


REPARTO

Louis Bodnia Andersen, Nicolas Bro, Ellaha Lack, Imad Abul-Foul, Sami Darr, Jan Karwowski


EQUIPO

Written and Directed by Alexander Saul

Based on an Idea by Rebecca Pruzan & Alexander Saul

Produced by Rebecca Pruzan

Producer - Kim Magnusson

Executive Producer - Dana Høegh, Amy Gardner

Co-Executive Producer - Thomas Kristensen

Director of Photography - Jonas Møller

Production Designer - Anna Iurinoa Sharko

Props Master & Set Designer - Caroline Lindeneg

Editor - Mira Thu

Sound Design & Mix - Mads Hølmer

Sound Recordist - Peter Thorneman

Original Music - Henrik Goldschmidt, Bilal Irshed, Rosanna Lorenzen, Anders Singh Vesterdahl

Music Consultant - Lasse Aagaard

First Assistant Camera - Christian Lightbody

B-Camera Operator - Zon van der Vorm

First Assistant Camera B-Cam - Julie Obel, Villads Sommer

Second Assistant Camera - Albert Johannes Miller Breinholt

Gaffer - Claus Høyner

Electrician - Brandur Teitsson, Cory Dahn, Johannes Farmer Knudsen

Costume Designer - Sophia Ladegaard, Ida Laura Jacobsen

Head of Makeup Department - Maria Kai

Foreskin Consultant - Alison Pruzan, MD

Makeup Assistant - Ava Pruzan

1st AD - Jude Kimuli, Søren la Cour Frederiksen

Line Producer - Bella Louis

Production Coordinator - Nikolaj Krebs

Still Photographer - Amanda Bødker

Runner - Vigga Holten

Postproduction & VFX - Chemistry Film

Colorist - Nurali Kushkov

VFX-ARTIST (Additional Shot) - Viktor Gelbek

Graphic Design - Pauline Andersen

Editing Assistant, DIT, Online & Mastering - Tobias B. Bräuner

Production Company - M&M Productions

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